Se viene la «Fiesta de la palabra 2013». Algunos la llaman una feria del libro. Los libros y las palabras. Mejor palabras para esta era de fragmentaciones, rupturas y desintegraciones. Igual me parece apropiado el nombre y además original. Porque al principio estaban las palabras, sin ellas no hay libros.
En cuanto a todo este tema, con mi hijo, adepto a los videojuegos, he intentado un pasatiempo que ilustra en forma práctica cual es el campo de batalla en el que estamos sumidos. Una tarde, cada vez que me invitaba a que miré junto a él algún escenario bélico del último juego en su pantalla, yo lo invitaba a que me escuchara leyendo algún fragmento del libro que yo tenía entre mis manos. Yo miro, vos escuchas, le dije. No es necesario explicar quién llevaba siempre las de perder. La pantalla y los ladrones de sueños y del precioso tiempo joven de mi hijo prevalecían frente a la voz y al libro. Lo sé, es una batalla perdida. Con mis papeles estoy al margen de la deriva digital en la que mi hijo con sus quince años navega quién sabe adónde.
“Quería hablar sobre Sensible Software en nuestro primer libro porque era un tema que conocía bien”, confiesa Darren por email, “tenía unos once años cuando jugué a mi primer título de Sensible, Mega lo Mania, y lo que viví jugando a ese juego se quedó grabado a fuego en mi cerebro”.
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La editorial Read-Only Memory ya prepara su segundo libro con la misma filosofía que el primero: historia de los videojuegos, investigación, profundidad e información de primera mano. Su objetivo era llevar la voz “única, irreverente, aguda, sabia e inteligente” de las viejas revistas británicas de videojuegos a formatos más largos y no consiguió que ninguna editorial confiara en el proyecto. El tiempo y el crowdfunding le han dado la razón: hay gente que quiere leer buen periodismo y buenos libros sobre videojuegos.
Después de esto, la gente de Sensible siguió trabajando en el mundo del videojuego, pero sin reeditar el éxito de su primera década de vida. “Representaban una forma de hacer juegos genuinamente británica”, dice Darren, “tal vez el motivo por el que me he lanzado a hacer estos libros son todas las horas de diversión que me han dado”.