Los videojuegos, pese a lo mucho que tienen que mejorar y a la enorme carga sexista a combatir de la que hablaba al comienzo, son en muchas ocasiones pequeñas obras de arte. Dicho de otra manera: otra forma de expresión artística como el cine o la música que aúna mucho de aquellas, que es un ocio recomendable si se maneja bien y que puede tener funciones educativas.
Tal vez la diferencia, como dijo un amigo, es que “ellas tienen unos padres que les ponen ese juego, la mayoría de padres de niñas ni se plantean que puedan estar interesadas en los videojuegos”.
Entre estos est la posibilidad de guardar nuestros datos en la nube, la integracin en Steam Workshop, el poder cambiar el tamao de la interfaz de pantalla de usuario y el aadido de paneles extra.
Este fin de semana he dado con un artículo que os recomiendo (está en inglés, eso sí). Se llama ‘6 Sexist Video Game Problems Even Bigger Than the Breasts’ (‘Seis problemas sexistas de los videjuegos mayores incluso que los pechos’ es la pobre traducción que os ofrezco) y que repasa pormenorizadamente la visión sexista de la mujer en la gran mayoría de los videojuegos, que cuando no nos trantan como objetos son paternalistas, si no directamente transmisores de mensajes retrógrados o incluso directamente peligrosos.
A Julia le encanta jugar a Skylanders Giants, tenemos catorce figuras en casa, nos hemos terminado el juego y seguimos jugando para completar todos los logros. Hablo en plural porque siempre estamos con ella y la ayudamos en los momentos más difíciles, no es una actividad solitaria, pero maneja el mando de la Xbox a los cuatro años que da gusto verla. Ha probado muchos otros, de Dora Exploradora, de cuidar animalitos con la Kinect… pero su favorito es sin duda ese junto con otro que permite recorrer el parque de Disney en Orlando (por cierto, que tenemos muchas ganas de probas Disney Infinity, con un concepto parecido a Skylanders y personajes de la franquicia del ratón).
Muchos dirán que es que el mercado de los videojuegos es eminentemente masculino. Yo me pregunto si de verdad es así o si la presión social empuja a las niñas a creer que las consolas no son lo suyo y además los títulos que lanzan en la industria están haciendo un flaco favor porque se sumen más niñas a este entretenimiento. Lanzar una GameBoy de color rosa y juegos pensando en niñas que duele mirar por su calidad pésima sobre cuidar bebés o montar en pony no es el camino a seguir.